VÍNCULOS: Pensando en su construcción.

VÍNCULOS: Pensando en su construcción.

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Solo me hace falta que estés aquí.

Razón de Vivir. Mercedes Sosa

En esta oportunidad, queremos invitarlos a pensar juntos el concepto de vínculo, su definición y significados posibles y también aportar la idea de que los vínculos conllevan una dinámica  y una construcción-reconstrucción constante; es decir que no  existen de una vez y para siempre sin posibilidades de modificación ,transformación o crecimiento.

Para introducir la temática es importante mencionar ciertas premisas básicas: en primer lugar que somos seres sociales, es decir que al nacer llegamos a un mundo que nos preexiste con sus códigos  y diversidad de costumbres y valores.  A su vez, nacemos en una comunidad particular,  y configuraremos una determinada pertenencia social que dependerá  en gran parte de ese especial andamiaje que nos brindarán aquellos otros significativos quienes nos alojen desde el inicio y con el correr del tiempo.

Janine Puget e Isidoro Berenstein en su libro “Lo Vincular” (1997) plantean que los límites de la comunidad a la que uno pertenece pueden ser pensados como tan amplios que se superponen a toda la sociedad, aunque en realidad se reducen a los límites de una microcomunidad: en lo cotidiano, dada por la profesión, el club, el partido político o las instituciones de las que vamos formando parte. 

 De modo que nos vamos constituyendo como seres humanos a partir de los diferentes contextos y grupos en los que vamos  viviendo y a través de los cuales “vamos siendo con” para tomar palabras del psiquiatra y psicoanalista  Octavio Fernández Mouján.  

Detengámonos  ahora en la definición de vínculo según el Diccionario de la Real Academia Española:  Unión o atadura de una persona o cosa con otra.  ¿Qué piensan de ello? Desde ya no es lo mismo plantear la noción de vínculo en términos de unión  o atadura.  Unión puede hacer referencia a aquellas cosas que nos asemejan  a las personas  con las que interactuamos a lo largo de nuestra vida y construimos vínculos, uniones de sangre, o de parentesco por ejemplo. También podemos pensar la idea de unión en relación a ciertos gustos, intereses, pensamientos o creencias en tanto  afines a los de las demás personas. 

Siguiendo a Enrique  Pichón Riviere (1985) “el vínculo es siempre social, aunque sea con una persona, ya que a través de la relación  con esa persona se repite  una historia de vínculos  determinados en un tiempo  y espacio.  Por ello, el término  se relaciona posteriormente  con la noción de rol, de status y de comunicación”.  Lo interesante  de este autor es que plantea al  vínculo como un tipo particular de relación de objeto  y  nos hace tener siempre presente que tenemos dos campos psicológicos en el mismo: un campo interno y un campo externo. Es decir nos relacionamos con los otros en tanto objetos internos de nuestro psiquismo y con los otros en tanto objetos externos. Y de ello se desprende también que con nosotros mismos también armamos un  vínculo el cual recibe influencias constantemente. 

Tomando la definición del autor Rene Kaés (2005) “Un vínculo es el movimiento más o menos estable de investiduras, representaciones y de acciones que asocian a dos o más sujetos para ciertas realizaciones psíquicas: cumplimiento de deseos, protección y defensa, levantamiento de prohibiciones, acciones comunes (hacer, jugar, disfrutar, amar juntos, etc.)”.

En este sentido podemos pensar el vínculo de una manera dinámica, como movimiento y  con cambios operantes posibles.  Pensarlo en términos  de atadura podría implicar una mirada  estática e inmutable y nos acercará a una modalidad vincular del estilo simbiótico que ya hemos desarrollado en un anterior artículo.

Para finalizar, nos animamos audazmente a concluir que poder trabajar en nuestros vínculos para que den lugar a la semejanza, la diferencia y la ajenidad  del  otro y nos acerquen a la noción de vínculo más cercana a la idea de unión y diferenciación y no de atadura puede ser un gran desafío en estos tiempos que nos encontramos atravesando y que también el espacio psicoterapéutico puede constituirse como un lugar propicio para dicho trabajo.

Los invitamos a compartir opiniones.

Hasta la próxima.

Bibliografía:

Berenstein, I. & Puget, J. (1997) Lo vincular. Clínica y técnica psicoanalítica. Editorial Paidós. Buenos Aires.

Diccionario de la Real Academia Española.

Kaës, René (2005) Pour inscrire la question du lien dans la psychanalyse, Le divan familial, Nº 15, Paris.

Pichón Riviere, E. (1985). Teoría del vínculo. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires.

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Marcela Moreno

Soy Licenciada en Psicología (Universidad de Belgrano), Especialista en Psicoterapia Individual y Grupal (Universidad Maimónides). Con más de 5 años de experiencia en procesos de transformación y cambió organizacional, en procesos de recursos humanos (Hard y Soft).

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